Han pasado casi treinta años, desde que echó a andar la Denominación de origen Ribera del Duero, pero Hacienda Solano sigue siendo una pequeña bodega familiar en la que toda la producción que sale al mercado procede exclusivamente de plantaciones propias.
Somos ante todo viticultores. En todos los casos se trata de parcelas plantadas en algunos casos hace más de un siglo, con un acusado minifundio y con pocas posibilidades de mecanización. Las labores fundamentales se siguen realizando a mano. Su localización, en claros de monte altos y con una ventilación óptima, permiten el cultivo con un mínimo empleo de productos fitosanitarios.
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